La regla de oro para entrar de la manera adecuada en la habitación de un
cliente es de suponer siempre que el cliente se encuentra dentro. De esta
manera evitaremos más de una situación embarazosa.
Normalmente los hoteles tienen establecidos los procedimientos que
tienen que llevar a cabo su personal a la hora de entrar en las habitaciones de
los clientes.
Lo primero que haremos será llamar al timbre si lo hubiera, o golpear
suavemente la puerta, pero con la suficiente intensidad como para que se nos
oiga desde dentro. A continuación esperaremos unos segundos, los suficientes
para darle tiempo al cliente a que nos conteste o nos abra. Si pasado ese
tiempo no hay respuesta, volveremos a llamar nuevamente y esperaremos. Como
parece que el cliente no está, procederemos a entrar, pero no sin antes
anunciar quienes somos, diciendo el nombre de nuestro departamento o bien
nuestro puesto y pidiendo permiso para entrar: "Buenos días /
tardes, Camarera de pisos, Servicio de habitaciones, Gobernanta etc, ¿Se
puede?". Esto debemos hacerlo con la puerta entreabierta, y si no hay
respuesta abriremos poco a poco la puerta constatando que efectivamente no hay
nadie y podemos pasar.
Volvamos al punto de partida, estamos golpeando la puerta pero esta vez
desde el otro lado se oye una voz preguntando quién es. Entonces
nos anunciaremos y diremos el propósito de nuestra visita. En el caso de la
camarera de pisos el motivo puede ser realizar la correspondiente limpieza
diaria de la habitación: "Buenos días/tardes, soy María, la camarera de
pisos, ¿Desea que le limpie la habitación?". El cliente entonces puede
abrir la puerta y dejarnos pasar o bien decirnos que volvamos más tarde. En
este segundo caso, debemos preguntarle a qué hora desea que se le limpie la
habitación y lo apuntaremos en la hoja de control. Al obtener por parte del
cliente una hora aproximada evitamos tener que volver a molestarlo en otro
momento que puede no ser el oportuno para él, y por otra parte, organizamos
mejor nuestro trabajo al saber que hasta esa hora podremos dedicarnos a realizar
otras habitaciones.
Situaciones
delicadas:
El cliente ha perdido la llave:
Es muy típico que los clientes olviden la llave dentro de la habitación
o la pierdan. Y más típico es aún que se dirijan a las camareras de pisos que
en ese momento andan por la zona limpiando habitaciones para que éstas les
abran las habitaciones. Como norma general no se debe abrir la puerta a
nadie, ya que no todo el personal del hotel conoce la identidad de los clientes
y el número de habitación que ocupan. La manera de proceder es la siguiente:
debemos informar al cliente de que por motivos de seguridad no
estamos autorizados a abrir la puerta a ningún cliente y que deben dirigirse a
recepción donde previa identificación les dará una nueva llave.
En un principio suelen molestarse pero en cuanto comprenden que es por
su seguridad lo aceptan de buen grado, al fin y al cabo, a nadie le gusta que
un intruso pueda colarse en su habitación. Por otra parte, comprueban que están
en un hotel que vela seriamente por su integridad y pertenencias.
Depende de la situación. Por ejemplo, un cliente solicita algo al
servicio de habitaciones y lo quiere urgentemente. Si cuando llegamos nos
encontramos que tiene el cartel de no molestar, llamaremos a la puerta y
esperaremos hasta que nos abran, nunca abriremos nosotros ni
entraremos sin permiso.
En el caso de una camarera de pisos que tenga que limpiar esa
habitación, si ha estado colgado el cartel toda la mañana, cuando termine su
turno meterá por debajo de la puerta una tarjeta en la que se le explica al
cliente el motivo por el cual su habitación se ha quedado sin hacer, al tiempo
que se le informa de que si desea toallas limpias o amenities se ponga en
contacto con el Departamento de Pisos o Housekeeping.
La puerta está abierta y un "cliente" entra en la habitación
Esta sin duda es una de las situaciones que produce más tensión en el
personal del hotel. Las órdenes son claras: en la zona de habitaciones el
personal debe trabajar con la puerta cerrada, sin embargo, hay ciertos momentos
en los que la habitación de una cliente puede quedar abierta por unos instantes
(sacar ropa sucia, introducir o sacar la aspiradora...) y ahí es cuando entra
una persona con toda la naturalidad del mundo, que es de suponer que es el
cliente que ocupa esa habitación pero ¿Cómo estar seguros? En este caso lo que
debemos hacer es con mucha diplomacia, apelar nuevamente a la seguridad y
comprobar que su llave efectivamente es la que abre esa habitación.
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