Ya han quedado atrás esos tiempos donde
estábamos ansiosos por dominar las redes sociales, los cursos crecían como
champiñones y parecía que el mundo no aguantaría la presión de tener que
aprovechar toda la información que se genera. Tengo que reconocer que también
he tenido la presión de tener que “consumir” toda la información que se genera
alrededor de este “fenómeno” para estar al día. Uffff…. ¡Qué desgaste!
Menos mal que con el tiempo nos hemos
dado cuenta de que esto no tiene por qué ser así. Aunque algún día no miremos
el Twitter, no consultemos el Facebook o no miremos las suscripciones de
correo…, el mundo seguirá tal cual. Con esto también debo reconocer que muchos
hemos implementando estas herramientas para estar mejor informados, más en
contacto con las marcas y conociendo la realidad más a pie de calle que nunca.
Debemos tener claro que la realidad es esa, que las redes sociales son un
estupendo medio de comunicación y que, nos guste o no, tenemos que aprender a
lidiar con ellas.
Después de revisar miles de canales de
Twitter, acumular cientos de horas de vuelo y haber trasteado con empresas y
marcas, he llegado a pequeñas conclusiones que considero interesantes para todo
aquel que se embarque en la aventura de “mediar” a través de Twitter. Mis conclusiones
son sencillas aunque espero, útiles:
1.
Define tus
objetivos para implementar una estrategia. Aunque esto suene a topicazo debemos
marcarnos unos objetivos como marca. Seguro que queremos conseguir algo con
este canal y antes de empezar a Twittear todo el mundo lo debe tener claro. Al
menos las ideas acerca de “qué queremos transmitir” y “qué queremos conseguir”
deben estar en nuestra cabeza a la hora de hacer tweets y follows.
2.
Identifica perfiles
de usuario y hazlos felices. Si tienes claro quien es tu audiencia con ojos,
nariz y boca, te será más fácil comunicarte con ellos. Define perfiles
objetivo, con nombre y todo, y piensa si lo que publicas realmente les
interesa. Poco a poco lo irás definiendo mejor y tu contenido irá evolucionando
a la vez.
3.
Busca el equilibrio
entre todos los tipos de contenido. A la hora de publicar contenidos debemos
encontrar el equilibrio entre aquellos que gustan a nuestra audiencia y los que
les gustan y a la vez contribuyen a conseguir nuestros objetivos. El equilibrio
entre imágenes y enlaces a tu web es un pequeño dilema.
4.
Satisface la
necesidad de conocimiento del turista. El ser humano es curioso por naturaleza
y nos encanta estar informados. Si sabes determinar las necesidades existentes
y sabes realmente qué contenidos encajan, tienes mucho ganado.
5.
Crea un estilo
propio que conecte con tu marca. Si me tengo que quedar con una fórmula
apostaría por un tono cercano y coloquial. Es mucho más ameno transmitir una
imagen dinámica y fresca de un perfil, que pasará a ser el compañero de viaje
de muchas personas.
6.
Publica cosas que
te gustaría recibir en tu timeline. Parte de unos mínimos. Si crees que no
cumples con las necesidades del contenido piensa realmente si te apetecería
leer algo así. Si a ti te gusta no vamos del todo mal. Como comienzo puede ser
bueno, ya se irá viendo la acogida de la comunidad.
7.
Conecta con todos
los agentes del destino. Seas un hotel, una empresa de turismo activo o el
mismo destino te interesa tener una comunicación fluida con todos los agentes
dinamizadores del turismo de tu zona. El tópico de “la unión hace la fuerza” en
Twitter funciona estupendamente.
8.
Empatiza con los
hábitos de la gente. Adapta tus contenidos a los biorritmos de tus seguidores.
Dado que ellos tienen una vida, unas costumbres, unos horarios…, se trata de
complementar y ponerles las cosas en los momentos que ellos están ahí en plena
capacidad.
9.
Aprovechas las
sinergias del online y el offline. Algo muy bueno que tenemos en el turismo es
que el proceso de reserva se realiza online y el disfrute del viaje es offline.
Por lo tanto, tendremos a nuestro potencial cliente viviendo en casa
literalmente. Tanto para nuestro conocimiento como para aprovechar el potencial
de ambos entornos nos viene de perlas.
El producto de calidad transmitido por
contenidos de calidad es clave. Necesitamos que el producto sea bueno para
poder contar buenas historias. De otro modo, como se suele decir, estaremos
vendiendo humo.